Volver a lo Esencial: La navidad y los valores familiares

Las fiestas navideñas están aquí y con ellas el ajetreo de la estación. Para algunos, esta es la época más feliz del año, son tiempos de regocijo, paz, y amor. La decoración y la música navideña se pueden disfrutar por donde quiera que vayamos. Las fiestas o posadas no pueden faltar, deliciosos platillos abundan en cada reunión. 

Es un tiempo de dar y recibir regalos, también de ver a seres queridos que quizás no hemos visto en mucho tiempo. Incluso, muchos viajan para encontrarse con sus familiares y celebrar con ellos. Mientras que para algunos la época navideña es la más bella del año, algo casi mágico especialmente para los niños, para otros puede resultar frustrante y en algunos casos deprimente. 

La navidad puede llegar a ser una fuente de estrés, frustraciones y melancolía. Estrés, por todo el trabajo y cansancio que implica, organizar que todo esté en orden para la fiesta, que la casa esté bien antes y después de la celebración. Hay que hacer las compras, cocinar, en ocasiones hay que hospedar visitas, en fin, hay muchos detalles que cuidar. 

Se puede sentir frustración porque las cosas no siempre salen como nosotros pensamos o deseamos, siempre habrá imprevistos, desacuerdos, etc. Y melancolía porque a veces no estaremos todos juntos, tal vez por trabajo, por enfermedad, o por haber perdido a seres queridos, o posiblemente por estar pasando tiempos difíciles, como una separación, un divorcio o alguna situación fuera de nuestro control. 

En medio del ajetreo y la preparación para las fiestas, solemos perder el enfoque. La navidad no se trata simplemente de decorar la casa, comprar y envolver regalos, cocinar, etc. Lo más importante de las celebraciones es la familia. Nuestros seres queridos tienen un valor inestimable y debemos darles su justo lugar en nuestra lista de prioridades.

Así que, quiero ofrecerte algunas recomendaciones básicas para navegar por esta estación con el menor estrés posible y sacar lo máximo de cada momento, e incluso enseñar a tus hijos algunos valores en esta época tan bella. 

Para reducir el estrés, administra sabiamente tu tiempo y no dejes todos los preparativos para el final. Si necesitas ayuda, pídela. La celebración de navidad es para disfrutar en familia, no importa si no todo está perfecto, pero sí que hagamos de esos momentos juntos, tiempos de calidad en familia.

Tomar descansos o tiempo a solas pueden ayudar a disminuir el estrés, consiéntete, haz algo que disfrutes hacer. Ten expectativas realistas, si esperas que todo sea perfecto, terminarás frustrado, si algo ocurre fuera de tu control, se flexible a cambios. 

Lo más importante es que podamos disfrutar en armonía las fiestas junto a nuestras familias. El mejor regalo que podemos dar o recibir no es precisamente algo material, puede más bien ser una muestra de cariño, un abrazo y un beso, una mirada de amor, una sonrisa sincera, o una palabra de aliento. Puede también ser una disculpa, una reconciliación, o un reconocimiento del esfuerzo de la otra persona junto con un agradecimiento por todo lo que hace por el bienestar de la familia. 

El mejor regalo es estar juntos en familia y en armonía, y que realmente reine la paz y el amor. Para todos es bien sabido que no hay familia perfecta, todos tenemos defectos y tal vez al estar juntos se den desacuerdos, seamos sabios y no permitamos que nada nos robe el gozo. Valoremos sobre todo la compañía de nuestras familias inmediatas y extendidas, aprendamos a amar y aceptar a cada uno con sus fortalezas y debilidades. 

Haciendo esto, no solo disfrutaremos más de las celebraciones navideñas, sino que además estaremos enseñando a nuestros hijos el valor tan grande de la unidad familiar. ¡La familia es un tesoro invaluable para cada uno de nosotros, apreciemoslo! Como todos los tesoros, puede extinguirse con el paso del tiempo, así que esta navidad, no dudes en decirle y demostrarle a tus seres queridos cuánto los amas. 

Diviértanse juntos, canten, bailen, jueguen, disfruten de la gran bendición de tener gente querida con quienes reír y celebrar y ¿por qué no? tal vez llorar. Y lo más importante, la familia debe ser valorada no solo en estas fiestas sino todos y cada uno de los días del año. ¡Felices fiestas!