Setenta y ocho por ciento de estudiantes hombres-latinos en el distrito escolar del Roaring Fork se graduaron en el año del ciclo escolar 2019/2020. Es decir, 198 estudiantes.
En el distrito escolar de Garfield RE-2, solo 156 estudiantes hombres latinos se graduaron de high school o escuela secundaria, un total de 89.15% de alumnos varones latinos del distrito, esto según las estadísticas del Departamento de Educación del Estado.
Pero no todos los estudiantes se graduaron con planes de seguir estudiando. Las estadísticas indican que los latinos y principalmente los varones, son los que menos llegan a conseguir un título o licenciatura de una universidad. Muchos de ellos no estaban listos para graduarse con el nivel de matemáticas, lectura y escritura apropiados para su grado escolar.
En una charla con Yesenia Arreola, Directora Ejecutiva de Proyectos e Iniciativas Estratégicas del Colorado Mountain College (CMC), me contaba que el estado de Colorado es número 37 en el país, donde el estado educa y produce su población hacia la demanda de talento. Es decir, el estado importa de otros estados a profesionales para hacer el trabajo local ya que el sistema educativo no está produciendo o educando a sus habitantes en la demanda de empleos que hay. Pero entre el bajo número de graduados con planes de ir a la universidad y la gran demanda, ¿que esperanza tienen nuestros estudiantes? ¿A qué se debe que nuestros jóvenes no se están graduando con un título universitario?
Yesenia me respondió,”Como punto de vista personal, quizás es algo cultural, la expectativa de que los hijos tienen que trabajar y aportar al hogar. Desde la presión por aportar a su hogar, hasta todo lo que es navegar el sistema. Y no solo por ser latino pero además ser primera generación, fechas límites, requisitos y todo el proceso.”
Un ejemplo que daba era las escuelas secundarias de Rifle y Parachute, donde los números de graduados con planes de ir a la universidad todavía son más bajos que el resto de las secundarias en el valle.
Los pueblos de Rifle y Parachute también aparecen con los números más altos en estudiantes que califican para el almuerzo escolar a bajo costo o gratis. Esto coincide con la densidad donde habitan más familias de bajos recursos en el área. Yesenia me compartió una anécdota, donde le habían preguntado qué era lo más caro para un joven para ir a la universidad, ¿acaso sería la registración? O ¿la aplicación? ¿Qué es lo más caro para un joven latino para continuar sus estudios? La respuesta de ella fue “el tiempo,” ya que pese a que tenga una beca con todo pagado, él tendrá que invertir tiempo, donde no podrá aportar a su hogar, incluso necesitará ayuda económica.
Esa respuesta me llevó a mi siguiente pregunta, “Yesenia, algunos padres pueden decir: tengo mi propio negocio o compañía de X cosa, y me va muy bien, no estudie y mi hijo tampoco lo necesita, ¿que le responderias a un padre asi?”
“Es un concepto muy válido, pero tenemos una economía volátil, lo vivimos ahora en la pandemia y tenemos que prepararnos. ¿Qué va a pasar en quince a veinte años? Un certificado más allá de la secundaria le ayudará a ampliar su negocio y le da el potencial de ser más exitoso y avalar su trabajo. Aparte que aprenden habilidades transferibles para el futuro, es decir, pueden trabajar en otra rama en otro momento. La educación y la calidad de vida va de la mano en todo.”
También me contaba que no necesariamente tiene que ser una educación de años, hay certificaciones que ocupan menos tiempo, pero que es muy importante saber que no todos los certificados de graduación de la secundaria son aceptados para una universidad, ya que cada universidad tiene o pide ciertos requisitos. Esto me dejó con más preguntas, y la más clara para mi como mamá era ¿que hago?
Allí fue donde me dio la clave para una educación exitosa para nuestros hijos, ¡involucrarse!
Si así es, involucrarse en la escuela de sus hijos, desde asistir a noche de padres o mesas directivas. Aprenda qué recursos ofrece su escuela y cómo se reparten estos recursos. Haga una cita con el o la consejera de la escuela de sus hijos y pregunte sobre becas, clases y que tipo de currícula está tomando su hijo/a.
Para terminar, le pedí permiso a Yesenia para compartir su frase de “la educación es algo que no nos van a poder quitar.” Ella no solo aceptó, pero agregó, “sobre todo a los indocumentados, la educación es algo que nadie puede quitar. Mi sueño es romper con esas estadísticas, al menos de aquí en el valle.”