San Miguel de Allende (SMA) es el “corazón” de México por su importancia en la Historia y por su ubicación dentro de la República Mexicana. Sin embargo, el crecimiento tan acelerado de esta ciudad y la llegada de miles de extranjeros ha desplazado a quienes originalmente habitaban ahí.
La derrama económica del 2008 al 2019 era como un cuerno de la abundancia para todos, especialmente para la clase media y trabajadora san miguelense. En septiembre del 2019 el comercio internacional neto registró 13.8 millones de dólares. En agosto del 2022 esta cifra fue superada hasta los 33.2 millones de dólares. No es de sorprender que a principios de este año SMA haya sido laureada como el mejor destino turístico en el mundo.
Sin embargo, no todo es miel, existe la otra cara de SMA. Los comerciantes, artesanos, meseros, estilistas, maquillistas, músicos, camaristas y microempresarios han enfrentado una fuerte crisis económica desde que inició la pandemia.
Sin apoyo del gobierno, estas familias contaron los pesos y las tortillas para sobrevivir el encierro de la pandemia. Ahora, tratan de imaginar cómo seguir su vida y sortear su futuro ante el crecimiento desbordado de una población pudiente que está comprando todos los terrenos aledaños para vivir en esta joya de la ruta de la Independencia.
Fabiola, estilista e hija de la dueña de un pequeño salón de belleza, en el callejón Loreto dijo, “Ahora estudio inglés y enfermería por las tardes, para competir con los cuidadores de ancianos retirados que vienen a vivir sus últimos años aquí.”
SMA ya está en la mira de los más prestigiosos destinos del mundo, pero el crecimiento urbano sin planeación adecuada ha causado problemas en la ciudad. Por ejemplo, el abastecimiento de agua y drenaje que se padece desde hace 10 años y no ha mejorado ni una gota. El sistema de drenaje lleva más de 20 años sin planeación ni mantenimiento.
Todo esto es debido al crecimiento desmedido en bienes raíces de lujo, desarrollo de condominios y fraccionamientos con campos de golf cuyo atractivo es la vista desde las alturas hacia la pintoresca ciudad con su icónica aguja de la parroquia. Lo malo es que todas las aguas negras tienden a descender hacia el primer cuadro de la ciudad.
Las familias san miguelenses que habitaban por generaciones en el centro han sido desplazadas a asentamientos que no tienen agua suficiente; algunos ni a baño llegan.
Pero no todo está perdido, la oferta cultural que va de la mano de la gran comunidad que hay en SMA es, quizás, la cara más bella y seductora. Centros albergados en bellísimos edificios coloniales como Casa del Mayorazgo de la Canal, el afamado Instituto Allende, fundado en los 50´s, Biblioteca Pública A.C (1957), El Nigromante, Teatro Angela Peralta, y otras organizaciones culturales están más que vivas, producen arte y fomentan la cultura tanto para sus habitantes como para los visitantes o artistas residentes.
Dichos centros son frecuentados, administrados y patrocinados por las diversas comunidades de estadounidenses (expats), de canadienses, europeos, san miguelenses y filántropos.
SMA es un verdadero crisol de gente organizada que ha expandido la riqueza patrimonial exponencialmente. Con sacos llenos de amor al arte, años de incansable esfuerzo y toneladas de sueños lograron esta magia.
Magia que ha generado un incremento desmesurado de visitantes, turistas, nuevos residentes y hasta novios de todas partes del mundo que se quieren casar con toda pompa en este maravilloso lugar; con aproximadamente 800 bodas al año desde el 2018.
El resultado es un lugar invivible para los que habitaban desde antes de 1980, nativos o inmigrantes. Este pueblo dejó de ser mágico para convertirse en Patrimonio de Humanidad (2008) con una desigualdad tan contrastante como los chillantes colores mexicanos.
Haber vivido más de cuatro semanas en una pequeña casita, junto al fabuloso mercado de artesanías, me ha llevado a pensar mucho en lo que está pasando en El Valle. Nuestro Valle del Roaring Fork es tan vivible como bello naturalmente, es un destino turístico encantador y su comunidad también, es extraordinaria y diversa como la de SMA.
En este Valle la cultura y las expresiones artísticas brillan desde Glenwood Springs hasta Aspen. Afortunadamente, no hay el problema de agua, pero sí hay un tema en vivienda. He sido testigo del crecimiento y desarrollo de bienes raíces en los últimos meses y temo que sea inevitable el deterioro del estilo de vida para los locales. Solo me queda la esperanza de que nuestra comunidad hará todo lo posible para que la desigualdad no nos rebase.
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