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Planta flores y no cortes los dientes de león

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Traducción por Dolores Duarte

Tras 28 años de practicar la apicultura, los movimientos de Ed Colby alrededor de sus colmenas son constantes y tranquilos. En lugar de un traje completo de apicultor, lleva unos jeans, una camisa de manga corta y un velo para protegerse la cara. El zumbido constante de las abejas llena el aire mientras abre una colmena.
He conocido a Colby en el Espacio Abierto Emma. Pasando el puesto de la granja Two Roots y por encima de una zanja hay un tranquilo pasto de regadío salpicado de flores moradas de alfalfa. En junio, a petición de Pitkin County Open Space and Trails (PCOST), Colby trasladó unas 10 colmenas a este lugar, como prueba para el programa de espacios abiertos.
Paul Holsinger, administrador de agricultura y servidumbre de conservación de PCOST, explicó que el programa piloto es un esfuerzo para llevar a cabo sus objetivos declarados de apoyar a los polinizadores en las parcelas de espacios abiertos. Si la colaboración va bien, hay interés en encontrar otros lugares para albergar colonias de abejas y tomar otras medidas para apoyar a las especies de polinizadores. Como incentivo adicional, el cultivo de plantas que favorezcan a los polinizadores podría dar a algunos arrendatarios de espacios abiertos, la posibilidad de recibir fondos para la conservación a través del servicio de conservación de recursos naturales, que forma parte del Departamento de Agricultura de Estados Unidos.
Cada dos semanas, Colby revisa estas colmenas reubicadas. “Hay muchos problemas a los que se enfrentan las abejas melíferas, pero el mayor, el más inmediato, y sobre el que los apicultores pueden hacer algo, es el control de los ácaros Varroa”, dice Colby. “Si pudieras imaginar un bicho tan grande como un plato de comida que viviera en tu espalda o en tu estómago y te masticara, y transmitiera enfermedades a través de esas heridas, puedes hacerte una idea de los problemas que tienen las abejas”. Los ácaros Varroa son originarios de Asia, pero ahora se han extendido por gran parte del mundo, causando problemas a las especies de abejas melíferas que no están adaptadas a ellos.
Colby fue presidente de la Asociación Estatal de Apicultores de Colorado y es un firme defensor de la apicultura responsable. Con el resurgimiento en popularidad de la apicultura de aficionados, le preocupa que los apicultores de patio bien intencionados puedan terminar creando daño. Colby explica, “En las revistas especializadas y apícolas, estas colmenas se denominan bombas de Varroa… Supongamos que tenemos una colmena en el patio trasero y que se ve invadida por los ácaros de Varroa, y que la colmena muere con toda la miel que hay allí. Las abejas de otra persona van a asaltar esa colmena y van a llevar los ácaros a su colmena”. Las abejas de la miel son oportunistas y recogerán la miel de las colmenas inactivas.
Para evaluar la salud de una colonia, Colby abre la colmena, saca un marco y, tras asegurarse de que la reina no está en el marco, sacude algunas de las abejas dentro de un tarro. El tarro está marcado para mostrar el “nivel de 300 abejas”. A continuación, Colby echa una cucharada de azúcar en polvo en el tarro y cubre la boca con una tapa de malla. Agitando suavemente el tarro, distribuye el azúcar sobre las abejas y desplaza los ácaros que viven en ellas. A continuación, sacude el azúcar del tarro y lo deposita en una cubeta. Por último, vierte agua en una tina y busca los ácaros que flotan en la superficie. Esta vez, encuentra tres ácaros. Tres ácaros para 300 abejas pueden parecer poco, pero si no se controla, la población de ácaros se duplica cada mes. Por cada ácaro que vive en una abeja, hay dos más dentro de la colmena que aún no han eclosionado. Una infestación puede escaparse rápidamente de las manos si el apicultor no presta atención. En este caso, Colby pone un tratamiento orgánico contra los ácaros en la colmena para mantener las cosas bajo control.
Además de los ácaros, la salud de las abejas se ve amenazada por los pesticidas y la pérdida de cantidad y diversidad de forraje. La sequía también puede ser un factor de estrés, ya que puede reducir la cantidad de néctar que producen las plantas y que las abejas recogen para hacer miel. El calor también es un factor de estrés. Las abejas pasan mucho tiempo abanicando la colmena para tratar de enfriarla, en lugar de buscar alimento.
Colby una vez más, “Este valle, cuando me mudé aquí hace cincuenta años, era todo forraje. Ahora es todo casas. Así que las abejas no sólo no tienen suficiente para comer, sino que no tienen la variedad que solían tener. Antes había alfalfa, maleza y trébol dulce, y ahora todo ha sido ocupado”.
Colby anima a la gente a mejorar el forraje para las abejas. “Planten flores y, hagan lo que hagan, no corten los dientes de león ni, lo que es peor, envenenarlos, porque ese es el verdadero empujón del año [de las abejas]. Los dientes de león salen pronto y son muy nutritivos, no sólo por el polen, sino por el néctar”.

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Tags: #abejas #agricultura #Dolores Duarte #Ed Colby #Pitkin County Open Space and Trails
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