Traducción por Dolores Duarte
Durante la mayor parte de un año, el Distrito de Bibliotecas Públicas del Condado de Garfield (GCPLD) estuvo sin un director ejecutivo oficial. El anterior director ejecutivo del distrito renunció en agosto de 2021, precedido por varios otros empleados, incluidos cuatro de los seis directores de sucursales. En octubre, el director de Finanzas Kevin Hettler se hizo cargo temporal de las funciones de director.
Entretanto, a finales del mes pasado, el consejo administrativo de las bibliotecas anunció algo muy emocionante. “Después de una larga y reflexiva búsqueda”, se lee en el comunicado de prensa, “[GCPLD] se complace en presentarles a nuestro nuevo director ejecutivo”.
James “Jamie” LaRue llega al puesto con pasión por la libertad intelectual y toda una vida de experiencia. Criado en Illinois, LaRue descubrió su amor por las bibliotecas a los seis años. Un día, jugando al béisbol, “aburrido como una ostra, en el jardín derecho”, dijo a The Sopris Sun, vio algo brillante en la distancia. La curiosidad le llevó a abandonar el campo, a mitad del partido. Al acercarse a lo que descubrió como una biblioteca móvil, “la señora Johnson me miró como si fuera el hombre al que había esperado toda su vida”. Su sencilla pregunta marcó el rumbo del joven LaRue: “¿En qué puedo ayudarte?”.
Desde ese momento, supo cuál era su vocación. Fundó un club de bibliotecarios en el séptimo grado y se fue a trabajar a la biblioteca de Normal, Illinois, como estudiante universitario. Después de recorrer el país pidiendo aventones y ayudar a construir una biblioteca totalmente voluntaria en Arivaca, Arizona, cursó un postgrado en ciencias bibliotecarias.
En aquella época, la tecnología informática estaba revolucionando las bibliotecas de todo el mundo y LaRue se encontraba justo en el lugar, convirtiendo los catálogos de papel en catálogos electrónicos y preparándose para el internet.
La mayor parte de su carrera se desarrolló en el condado de Douglas. Allí, LaRue fue nombrado Bibliotecario del Año de Colorado (1998), Empresario del Año de la Cámara de Comercio de Castle Rock (2003), obtuvo el Premio Julie J. Boucher a la Libertad Intelectual (2007) y el Premio a la Trayectoria Profesional de la Asociación de Bibliotecas de Colorado (2013). En 2013, la Biblioteca de Highlands Ranch pasó a llamarse Biblioteca James H. LaRue. Ese cambio se deshizo más tarde, porque “nunca se sabe lo que puede hacer una persona que pueda empañar la reputación de una biblioteca”, explicó LaRue con buen humor.
LaRue informó a The Sun que, durante el tiempo que trabajó en el condado de Douglas, se produjeron unos 250 intentos de eliminar materiales de esa red de bibliotecas. Observó que casi todos ellos procedían de padres de niños de entre cuatro y seis años y de entre 14 y 16, padres preocupados por las etapas de desarrollo de sus hijos y que experimentaban “amor, pérdida y dolor”. Más tarde, escribió un libro sobre el tema.
Identificar esto, dijo, “cambia la forma en que un bibliotecario responde a la queja”. Ya no es “el enemigo”, un padre preocupado puede ser reformulado como “probablemente un amigo, [que] trajo a sus hijos a la biblioteca, les leyó, se preocupó por lo que estaban leyendo. Alguien dispuesto a actuar en la esfera cívica para hacer un punto — esas son las marcas de un buen padre y ciudadano”.
LaRue también ha sido profesor adjunto en la Universidad de Denver, ha trabajado como consultor y ha dirigido la Oficina de Libertad Intelectual de la Asociación Americana de Bibliotecas. “[Las bibliotecas] son una institución dedicada a la dignidad individual de la investigación”, dijo, “es a dónde vienes si quieres investigar el mundo”.
Al preguntársele sobre que está leyendo actualmente, LaRue dijo a The Sopris Sun que lee un libro al día y que está disfrutando de las obras de ciencia ficción de Nathan Lowell, un autor de Greeley autopublicado que “repentinamente ha vendido 300,000 ejemplares de sus libros, no disponibles en ninguna tienda”. LaRue ha descargado los libros en un Kindle Fire.
“Por la mayor parte, cuatro grandes editoriales generan el 80% de lo que se publica en Estados Unidos”, explica. Esa tendencia, sin embargo, está cambiando con el auge de las obras autopublicadas y las editoriales independientes de nivel medio. “Es la mayor explosión de la escritura en la historia de la humanidad”, dijo. “En 2014, el 16% de los Best Sellers del New York Times fueron autopublicados”.
Entre sus enfoques para GCPLD: “construir comunidad y hacer crecer la alfabetización”. LaRue citó un estudio de 2010 que sugiere que tener 500 libros en el hogar de un niño de cinco años o menos es comparable a tener dos padres con maestría.
Otros estudios revelan que los resultados de lectura en cuarto grado son el mejor indicador de la salud, la educación y otras medidas de éxito. El mejor indicador de las puntuaciones de lectura en cuarto grado, por su parte, proviene de la preparación para la lectura a los cinco años que, a su vez, se correlaciona con el número de libros en el hogar. “La alfabetización en la primera infancia es la clave de todo”, afirma.
Ahora, residiendo en Glenwood Springs, “¿por qué quise este trabajo? “Por el personal. El personal me impresionó mucho. Pocas veces he conocido a gente tan comprometida, ética, diligente, minuciosa, amable e inteligente”.
La segunda mejor parte, según LaRue, son los edificios. “He construido muchos edificios de bibliotecas en mi tiempo y creo que los seis edificios que veo aquí están entre los seis mejores que he visto. Realmente, están diseñados de forma muy inteligente”.
En tercer lugar, “la belleza natural es espectacular. No puedo creer la calidad del aire y los panoramas impresionantes”.