Finalmente, después de casi un año planeando una exhibición de arte, la semana pasada, 16 de febrero, fue la apertura del show: “And Everything In Between”, Y todo entremedio. La exhibición fue organizada por Red Brick Center for the Arts en Aspen y acompañándome a exhibir sus obras estuvieron los artistas, Justin Squier, Teal Wilson y Brenda Peters.
La apertura fue todo un éxito. Amigos y miembros de la comunidad de Aspen y el resto del valle viajaron para ver nuestras obras. Los pasillos de ladrillo estaban llenos con gente observando de cerca lo que habíamos creado. Hubo aquellos que buscaban a los artistas para preguntarnos el por qué, de lo que habíamos creado y hubo quienes hacían sus propias inferencias.
¿Por qué crear arte? Esta pregunta la hemos explorado en columnas pasadas, pero últimamente es una pregunta que me he estado haciendo a mi misma. A pesar de una apertura exitosa y sentir el apoyo y el amor de mis amigos y seres queridos, también me sentí agotada. Sentí el tipo de agotamiento que te impide sentir ningún tipo de satisfacción, como si hubiera sobrevivido el arduo labor de crear.
En mi bolsillo cargo conmigo un cuaderno donde tomó apuntes y escribo ideas que luego puedo desarrollar más. Uno de esos apuntes decía, “Hacer arte en aras de producir es como decir algo en aras de hablar.” Estoy cansada. Me he agotado creando arte en aras de producción y no de creatividad.
Es redundante decir que vivimos en un mundo que gira más rápido de lo que lo hacía hace tiempo atrás. Eso ya lo sabemos. Pero a pesar de ya saberlo y sentirnos abrumados por ello, somos como las ratas corriendo en la rueda sin poder parar. Compartimos el mismo miedo de que si paramos, nos quedaremos atrás.
De cierta forma, las redes sociales han creado una ansiedad a crear en aras de producción, pero tal vez eso comenzó desde la revolución industrial. “Content creators”, creadores de contenido, son personas cuyo trabajo depende de la producción en las redes sociales. Si dejas de crear, dejas de ser relevante, la gente se olvida de ti y de cierta forma, dejas de existir. Como las redes sociales son una herramienta de mercadotecnia, muchos artistas se encuentran atrapados en esta telaraña.
En septiembre del año pasado escribí una columna titulada, “Tu creatividad está sufriendo y tu teléfono es el culpable”, en ella detalle el efecto de las redes sociales en la creatividad. Después de haberlo escrito me sentí un poco hipócrita porque mi propia creatividad era afectada por aquello que había condenado. Así que decidí hacer el experimento de dejarlo y probar si realmente dejaría de existir.
En el tiempo que he estado sin ello, sueño despierta un poquito más. Mi cuaderno se ha convertido en un apéndice donde escribo garabatos y cosas sin sentido. Muchas de ellas son tonterías, pero algunas ideas con potencial de ser algo más. Tengo más tiempo de observar mis alrededores y sentirme inspirada por lo que veo.
La creatividad es como una semilla, necesita tierra fértil. En la agricultura, hay ciclos donde las semillas se cambian y también temporadas donde no se siembra para darle a la tierra tiempo para recuperarse. No se puede sembrar el mismo cultivo año tras año porque después de un tiempo los nutrientes necesarios para que las semillas germinen se agotaran a tal grado que simplemente no habrá cosecha y la tierra se hará esteril.
Me he dado cuenta que tan difícil es decir, “no”, especialmente a aquello que viene disfrazado como una oportunidad. Como artistas, siento que siempre hemos estado deseosos de que alguien reconozca nuestro talento, que alguien nos dé la oportunidad de exhibir nuestro trabajo. Así que nos matamos trabajando, diciendo “si” a cada migaja de oportunidad que se nos presenta aunque el trabajo que algún día nos llegó a inspirar ahora sea un labor que solo produce frustración e insatisfacción.
A veces, tenemos que mirar la cosecha de nuestro cultivo y determinar si nuestra tierra es lo suficientemente fértil para la próxima temporada. Durante la apertura, me pare enfrente de mis cuadros y presientí que mis semillas no germinaran si no atiendo la tierra en la que las siembro. Así que no me retiro del arte, nunca podría aunque quisiera, pero me retiro de la creación en aras de producción. Iré contra el grano de lo que se espera en esta sociedad de alta prisa, me bajaré de la rueda y miraré como todos me dejan atrás mientras yo germinó mis ideas.
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