Traducción por Dolores Duarte
El Aspen Center for Environmental Studies (ACES) del Rock Bottom Ranch (RBR) organizó recientemente un panel de discusión titulado “¿Así que crees que quieres ser agricultor?”. En un momento en que el mundo reconoce que la agricultura es el mayor contribuyente a la crisis climática, el cambio en la agricultura es fundamental. Este panel mostró las experiencias y conclusiones de los aprendices del RBR de esta temporada que están haciendo precisamente ese cambio.
El RBR es apreciado por sus prácticas de gestión ecológica y producción de alimentos biointensivos, y su programa de formación de agricultores sumerge a los aprendices en la cría práctica de animales y el cultivo de alimentos. La cría doméstica de animales se centra en el ciclo y la rotación de especies y el campo, en los que los animales pastan, rascan, picotean y excretan. Esto estimula el crecimiento saludable y enriquece los suelos “vivos”. A cambio, estos suelos vitales producen cultivos robustos y más nutritivos.
La aprendiz Hannah Pike cultivó por primera vez cuatro acres en New Hampshire, “con mucho más trabajo de tractor”, comentó. “no estaba realmente satisfaciendo mi necesidad por la conservación, así que estaba en verdad interesada en venir a esta [granja] para aprender sobre un punto en común entre la agricultura de conservación y cómo mis prácticas no sólo pueden producir alimentos para mi comunidad, sino también invertir en la salud del suelo a través de sistemas de baja labranza de tierra y alta intensidad de hortalizas como tienen aquí en el rancho”.
Los sistemas regenerativos no sólo se aplican a los ecosistemas de la naturaleza o las granjas, sino a las comunidades. La pandemia muestra lo importante que puede ser la producción local de alimentos cuando los sistemas alimentarios más grandes se rompen. Dejando de lado la pandemia, los sistemas alimentarios y las economías regionales del país no siempre son justos. Las disparidades dejan “desiertos alimentarios”, zonas que no tienen acceso a alimentos accesibles o saludables en general.
La aprendiz Hollis Vanderlinden abordó esta cuestión en su trabajo anterior con la Sicangu Food Sovereignty Initiative, una organización sin fines de lucro que trabaja con el pueblo Lakota en Mission, Dakota del Sur.
“Estuve ayudando a gestionar un programa de agricultores principiantes”, dice, “y trabajaba medio tiempo en su granja. Después de ayudar a otras personas a recuperar el poder para producir alimentos para ellos mismos y para su comunidad, sentí que era importante para mí y para las formas en que quería contribuir e interactuar con mi comunidad, obtener ese conocimiento para mí misma. ¡Y me encanta la comida! La comida siempre ha sido la forma en que me conecto con mis amigos y mi comunidad de manera significativa y genuina, más profunda”.
La aprendiz de ganadería y tierras Shannon Hourigan comparte que “siempre ha amado a los animales”. Sin embargo, su formación era demasiado académica y se agotó. “Al venir al ACES, quería tener esa experiencia con los animales y la agricultura, y ver la agricultura a través de un lente más práctico que lo que me habían enseñado en los libros”, dice, pero “apilar ese conocimiento”, y “aprovechar oportunidades como [el aprendizaje] para utilizar esa formación más académica y compartirla con la comunidad”.
Al trabajar con el ganado para regenerar la tierra, Hourigan tiene una perspectiva recién adquirida que abarca una visión y comprensión más holística de su “mundo exterior”, explica. “Trabajamos a escalas geográficas tan grandes – siempre estamos en el exterior – lo que es diferente para mí, estando en la escuela, trabajando en un restaurante. Existes en espacios más pequeños y reducidos. Aunque puedas salir a pasear, correr o ir de excursión, y experimentar paisajes hermosos y abiertos, es diferente existir en ellos todos los días”.
Ray Mooney pasa de lo obvio, “cómo me veo a mí mismo como consumidor en la economía”, a “algo que se rechaza; algo que se pone en el rincón en nuestra sociedad, que la agricultura realmente ha traído a la vida conmigo – y es la antítesis de la vida: la muerte”.
Mooney explica que enfrentarse a la muerte es una parte inevitable de la agricultura. “Este año he visto mucho más de lo que había visto en mi vida”. Al vivir con los animales día tras día, “se transforma en algo que no quieres apartar y se convierte en algo apreciativo el ciclo de la vida, y lo inherente al ciclo de la vida es el final de esta. Ha sido algo muy humilde formar parte de ello: conexión con la tierra”.
Cuando Mooney describe sus días, siente aversión. “La gente está tan desconectada de cómo se producen sus alimentos…”. Mooney prosigue: “Aquí, en Rock Bottom, las cifras son infinitesimales en comparación con todos los productos que vas a comprar en el supermercado. Si te asusta un poco la llamada telefónica en la que te digo que tuvimos 12 aves que pasaron su última noche [con vida], lo que ocurre en otros lugares es mucho más”.
El rancho Rock Bottom ha llevado el aprendizaje en la granja muy lejos de lo que fue en los años 90. Hace 30 años, los aprendices eran principalmente mano de obra para el creciente movimiento de la agricultura apoyada por la comunidad. Hoy, el programa de formación de agricultores de ACES da paso a una nueva era de agricultores motivados, inteligentes y compasivos, dispuestos a enfrentarse al cambio climático y a un ecosistema alimentario roto.