Al no artista - Vanessa Porras

Todo comenzó con una piña, Carlo, el pequeño hijo de Geppetto sostiene una en sus manos y le dice, “¿Que opinas de ésta?” Geppetto la toma y la observa cuidadosamente, luego sacude la cabeza diciendo, “No, no, no, no, Carlo. Tiene que ser perfecta. Completa. ¿Ves? A esta le faltan algunas escamas”.

Pinocho, de Guillermo Del Toro, tiene poco más del mes (9 de diciembre del 2022) que estrenó después de 15 años en producción y ya se ha convertido en una película favorita para niños y adultos por igual. Es tan aplaudida como la adaptación de Disney en el año 1940.

Todos conocemos bien la historia de Pinocho, una marioneta de madera que anhela con todo su ser convertirse en un niño de verdad. Pinocho descubre que su nariz crece cada vez que cuenta una mentira. Al cabo de una serie de aventuras, con un grillo de guía, Pinocho aprende a ser honesto y valiente.

La mayoría de la trama en esta nueva versión sigue siendo igual a la antigua, con la diferencia de que la moraleja no se enfoca tanto en la honestidad de Pinocho, sino en lo que significa amar a alguien durante el periodo breve de nuestras vidas. La trama que ha creado Del Toro, como cualquiera de sus fanáticos podrán adivinar, saca a relucir temas complejos como aquel de la muerte. Algo que solamente alguien que entiende el equilibrio del duelo y la felicidad puede integrar de buen gusto a una película infantil.

En 2018, después de la ceremonia de The Golden Globes donde Del Toro se llevó el premio como Mejor Director, la reportera, Julia Pierrepont, le preguntó a Del Toro como era que encontraba ese equilibrio entre la oscuridad de sus películas y su personalidad tan alegre y amorosa. Del Toro contestó muy sencillamente, “Soy Mexicano”.

El ser Mexicano le daba ventaja ya que, de acuerdo a él, nadie ama tanto como los Mexicanos dado a que siempre están tan conscientes de la muerte. Dentro de sus inspiraciones está el poeta Jaime Sabines y su poema Del Mito que dice: “…Alguien me habló todos los días de mi vida, al oído, despacio, lentamente. Me dijo: ¡vive, vive, vive! Era la muerte.”

Pero no ha sido solamente la muerte lo que ha inspirado esta gran producción. Del Toro atribuye a la cultura Mexicana como la responsable a pesar de ser una historia con sede en una pequeña aldea Italiana. Todo en los mundos creados por Del Toro, parecen tener intencionalidad y conexión, incluso, ciertas características de Del Toro se pueden ver en los mismos personajes.

“La mayoría de mis películas, de un modo u otro, tratan de mí y de mi padre, y ésta no es una excepción”, dijo Del Toro.

El diseño de las escamas de la piña perfecta se pueden ver en la criatura fantástica conocida como La Muerte que tiene por cola dos serpientes. Este personaje al igual que su contraparte El Espíritu, parecen tener similitudes a las criaturas surreales conocidas como alebrijes que guían a los espíritus en su transición después de su partida.

Fue sumamente importante para Del Toro apoyar a estudios Mexicanos en Guadalajara de animación. Quería que los dos protagonistas, Pinocho y Sebastián J. Grillo, fueran animados por animadores Mexicanos. “[Esto] demuestra el gran arte y capacidad técnica que puede tener un Mexicano en la animación”, dijo Del Toro.

El inicio de Del Toro como director fue con animaciones por movimiento detenido. Para él, este tipo de producción es el arte más elevado. Todo lo que se ve en esta película ha sido tallado, pintado y esculturado a mano por un equipo de artistas. Todos los personajes, son marionetas que pueden tardar hasta un año en crear y llevan meses en planeación. Un solo rostro mecánico es tan complicado como un reloj Suizo.

Todo aquel que conoce la estética de Del Toro podría reconocer que esta película, aparte de ser una animación, tiene la misma presencia, artesanía y sazón que cualquiera de sus otras obras.

En una entrevista con Jimmy Fallon, Del Toro orgullosamente le contó, “[Pinocho] superó todo lo que quería, es una película que me hubiera encantado tener de niño, es una película me encanta tener de adulto”.

Una marioneta mal hecha de madera, torpe, con los brazos y las piernas exageradamente largas, nacida de una pequeña piña perfecta con todas sus escamas, Pinocho es aquella semilla que nos brinda la magia de lo que es amar.