Por Annie Uyehara
Traducción por Jacquelinne Castro
Gomez se sintió perdida e impotente cuando empezó su camino para padre con un hijo autístico, pero descubrió recursos en lugares sorprendentes.
Cuando su hijo Derek fue diagnosticado con autismo a la edad de tres años, ella se sintió devastada. “Sentí como si el mundo se derrumbaba sobre mí, no tenía ninguna información sobre el autismo por la barrera del idioma.” dijo Gomez.
Su pediatra le dijo que buscara ayuda de algún trabajador social junto con un programa de terapia de autismo llamado Applied Behavior Analysis (ABA) – ambos usaron hispanohablantes quienes le ayudaron con la dieta, terapia ocupacional y discurso de Derek, además de programar su día y también ayudarle con sus miedos.
“Él temía ir al parque, cómo cruzar la calle y cómo subirse a autobuses públicos.” recuerda Gomez. “Las luces se encendieron para Derek con ABA. Se independizó más, habló más y era más feliz.”
Desafortunadamente, cuando su terapeuta se fue del área, un vacío en recursos regresó.
Cuando Derek entró a la escuela primaria, Gomez notó que no estaba progresando académicamente y no paraprofesionales (ayudantes para gente con necesidades especiales) estaban disponibles. Gomez alimentó a Derek su dieta especial en la escuela porque nadie podía, y presenció como Derek corría desatendido por los pasillos. “Llore mucho cuando vi eso.” Ella habló con el director de la escuela acerca de su hijo. “El director no me ofreció ningún recurso.”
Era imperativo que ella abogara por su hijo, su recurso esta vez fue su amiga, Cecelia Ríos.
“Le dije a Nora que haríamos esto juntas y que hablaríamos con el director de necesidades especiales y le presentaremos con el plan de necesidades individualizado de Derek. Estábamos muy nerviosas,” recuerda Ríos. “Cuando lo conocimos, estaba nervioso! Nos ayudó enormemente. De repente, recibimos ayuda de todos. Derek recibió dos asistentes especialmente seleccionadas para él, fue asombroso.” Ella añade, “Necesitamos empoderarnos a nosotras mismas, para reconocer nuestros derechos y superar cualquier discriminación o barrera de idioma para mejor poder ayudar a nuestres niñes.”
“Cecelia fue mi defensora,” asiente Nora con orgullo.
Ríos apunta de nuevo a Nora, “Ella va ahora a todas las reuniones. Ella está ahí para decir, aquí estamos!”
Resulta ser que el recurso más importante para Gomez es ella misma.
“Me presento y digo, yo represento a los padres con niñes con necesidades especiales. Les recuerdo, ¿qué pasa con la educación de necesidades especiales?”
Su propio fortalecimiento, a través de la defensa de su hijo, inspira a Gomez a obtener su GED y continuar aprendiendo inglés. “Para poder ayudar a Derek y a mi misma. Muchas familias podrán relacionarse con nuestra historia.”
Para más información sobre ABA, visite autismspeaks.org
Para más información sobre La Esperanza de Emily, ayudando a familias con hijes de necesidades especiales, llame al (562) 484-4813.