El pasado 24 de mayo ocurrió una terrible tragedia en Uvalde, Texas. Una vez más, un joven armado con un arma de alto calibre entró a la escuela primaria Robb y cobardemente asesinó a estudiantes y facultad. Durante la brutal y caótica escena, la policía local, con ayuda de agentes federales, evacuaron la escuela como pudieron y finalmente neutralizaron al atacante. La escena era espeluznante. Tantos padres afuera de la escuela queriendo entrar y saber que sus hijos estaban a salvo y oficiales prohibiéndoles el paso. Lo que ocurrió después fue igual de caótico.
El pequeño poblado se inundó de medios de comunicación, y la noticia dio vuelta al mundo al instante. Al mismo tiempo surgió un mar de preguntas… ¿Por qué esperaron tanto los oficiales para entrar al aula donde estaba el atacante? ¿Cómo fue que este atacante pudo entrar a la escuela sin que nadie se lo prohibiera? ¿Quién es el atacante? ¿Por qué nadie reporto sospechas antes? Estas y tantas preguntas más se le hacían a los oficiales encargados de la investigación.
Primero, entiendo la necesidad de tener respuestas a nuestras preguntas y saber cómo fue que una tragedia así ocurrió y aún más importante, cómo se pudo haber evitado. El problema es que vivimos en una sociedad que quiere todo al instante. A veces nos confundimos y pensamos que el mundo real funciona como una búsqueda en Google. Donde puedes hacer cualquier pregunta y recibir datos instantáneos. Nuestra sed por información instantánea no se sacia y los medios de comunicación lo ven como una oportunidad de ganar más dinero. No pueden dejar pasar un instante porque nuestra atención es tan corta que si lo dejamos por un instante, nos distraemos y le perdemos interés.
Pues ¿qué pasa cuando exigimos información instantánea? No recibimos información completa. Entonces, nos quejamos de que los oficiales nos dieron información errónea o incompleta. Nos preguntamos si tal vez esconden algo o si simplemente son incompetentes. La poca información que recibimos al inicio, aunque sea equivocada, la creemos como hecho. Esto a largo plazo crea confusión. Cuando la verdad de los hechos sale a la luz, ya no sabemos ni qué creer. Este es el precio de llenar nuestra mente con lo inmediato.
Imagínate que vas a un restaurante de comida rápida. Muchos de los ingredientes ya están preparados y han estado en refrigerio. Solo se calientan un par de cosas y te dan tu comida casi al instante. Aunque a veces sacia tu hambre, a la larga no es saludable. Al contrario, imagínate una comida de esas tan sabrosas preparadas en casa con la receta de la abuela. Donde se tomó tiempo para elegir los mejores ingredientes, frescos y saludables. Se dejó reposar lo que era necesario y se sirvió con todo lo necesario. Así nos satisface y es saludable. Lo mismo ocurre con la información, especialmente cuando son casos tan complicados.
Una escena de homicidio, donde solo una persona pierde la vida, son de las escenas más complejas de investigar. Se llevan decenas de horas a los detectives poder procesar, recrear, interrogar, investigar el caso. Ahora una escena con múltiples víctimas es aún más compleja. Son cientos de entrevistas, cientos de piezas de evidencia, autopsias, órdenes de registro, etc, y etc.
Todo toma tiempo, si es que queremos en verdad una información confiable y detallada. Si quieres comida rápida, no te quejes de la indigestión.
Segundo, he escuchado mucha crítica sobre la respuesta policial. Para dar mi opinión, me voy a esperar a que esté listo el guisado de la abuela. Pero si quiero aclarar lo difícil que son las decisiones que tuvieron que tomar los oficiales a cargo de la escena. Es muy fácil para nosotros juzgar las acciones desde la comodidad de nuestra arrogancia.
Pero ponte en los zapatos del jefe de policía. Recuerda que en ese momento no tienes toda la información que saldrá después. Tienes a un atacante en un salón de clases, pero no sabes si hay más. No sabes si hay explosivos o otros atacantes afuera de la escuela. Tienes padres queriendo entrar a una escena activa donde ellos mismos pueden terminar como una víctima más. Tienes que evacuar la escuela. No quieres perder más vidas de las que ya se han perdido. Llegas al momento donde todas las decisiones tienen consecuencias letales. Lo único que te queda es tratar de minimizar el daño.
La verdad no me gustaría estar en esos zapatos. Aunque no me da miedo dar crítica constructiva en casos policiales, primero debemos tener la información completa y saber qué información tenían en el momento los oficiales a cargo.
Para cerrar, quiero dar mi más sentido pésame a todas las personas que han sido afectadas por esta terrible tragedia. No hay palabras que puedan ensordecer el llanto de esos padres y familiares. Se me parte el corazón al pensar en esos seres tan inocentes e indefensos. Confió que sus sonrisas y ruidosas personalidades continuarán en la gloria, donde seguro estarán gozosos.