El teatro tiene sus raíces profundamente arraigadas en la historia de la humanidad, ha desempeñado un papel crucial en la civilización de las comunidades a lo largo de los siglos.
Desde el mundo antiguo de Grecia y Roma hasta las superproducciones de Broadway, el teatro ha sido un espejo de la sociedad y un agente de cambio. En esta columna exploraré como el teatro es un aglutinante social.
Los orígenes del teatro se remontan a la antigua Grecia. Los griegos celebraban festivales en honor a los dioses, y durante estos se llevaban a cabo representaciones dramáticas al aire libre. Autores como Esquilo, Sófocles y Eurípides crearon obras que exploraban temas humanos profundos, cuestionaban la moralidad y la ética. Hacían crítica a los gobernantes y hasta satirizaban lo que sucedía en ese momento. Además de entretener, provocaban debates y reflexión entre los asistentes. Los temas expuestos eran, por así decirlo, universales, hasta la fecha resuenan en nuestras audiencias.
Hagamos un acercamiento a uno de los más brillantes momentos del teatro en Occidente. Hacia el siglo XVII, el teatro Isabelino en Inglaterra, y en España, el llamado Siglo de Oro, fue para ambos mundos una época de efervescencia cultural y florecimiento en las artes. El público en general escuchaba su idioma y se identificaba, no era necesario saber leer o tener un grado de educación para entender, al escuchar su propio lenguaje se conectaba y se sentía parte de esa comunidad.
Mucho de este esplendor, tanto en Inglaterra como en España, se debió a una economía sana y a una estabilidad política. Sin los mecenas culturales: me refiero a los aristócratas, la iglesia e incluso los gobernantes, no se hubiera dado este fenómeno. Ellos patrocinaban a los dramaturgos y proporcionaban recursos para la producción escenográfica, también apoyaban con recursos financieros a las creaciones artísticas del momento.
Aquellas sociedades tenían, como ahora, clases sociales diferenciadas y era el teatro el que unía a los diversos estratos de la sociedad. Todos acudían al teatro, unos en gayola y los otros en exclusivos balcones, pero compartían la misma historia. Lloraban con los dramas presentados y reían al mismo tiempo. Se indignaban con los villanos y soñaban con las enamoradas. Cada individuo se conectaba emocionalmente con lo que aparecía en el escenario, un verdadero espejo. La historia de todos.
Por mencionar un ejemplo de lo anterior, recordemos a “La vida es sueño” de Pedro Calderón de la Barca, uno de los más destacados representantes del teatro del siglo de Oro Español. El desdichado príncipe Segismundo fue encerrado en prisión desde su nacimiento, durante la obra este personaje transmite estados anímicos que todos los seres humanos conocemos, ira, rebeldía, confusión, arrepentimiento, venganza. La obra culmina cuando Segismundo entra en una autorreflexión, en un monólogo inolvidable que lo lleva a la autocompasión, y aceptación de su destino, preguntándose qué es la libertad, y porque el destino es azaroso. ¿Acaso no son estas nuestras preguntas?
Cuando acudimos a una puesta en escena no estamos frente a una pantalla o celuloide. Vemos los gestos de los actores, el sudor, en las soluciones de la dramaturgia, echamos a andar nuestra imaginación. Las voces, el lenguaje, el temblor de la voz nos enriquecen nuestro propio vocabulario. El teatro es una de las artes que nos muestra vivamente la fragilidad humana. Al hacernos reír, llorar o padecer con los actores, estamos poniéndonos en los zapatos del personaje. Como audiencia, todos sentimos en nuestra piel el drama del otro, o la risa del chiste al mismo tiempo. Entendemos que hay debilidades, confusiones y aprendemos que cada quien interpreta diferente lo que está pasando aunque la historia sea una.
Afortunadamente en este Valle hay dónde acudir al teatro, puede ser en las escuelas, auditorios, teatros y, hasta, en los parques. Existen patrocinadores y mecenas que fomentan las representaciones y puestas en escenas originales. Tanto para chicos como para grandes.
Me alegra anunciar que por segunda vez, TACAW junto con Voices ofrecerán una obra de teatro en español. Es la gran oportunidad para juntarnos todos los que amamos el español y de disfrutar un espectáculo en ese bello idioma. Será una comedia, divertimento para todos en español. Es el idioma el que será el aglutinante que unirá a todos en una tarde jocosa. No te pierdas, Noche Mística el próximo 20, 21 y 22 de octubre.