Cuando una mujer se embaraza antes de los 20 años de edad, su camino de la vida se vuelve tan difícil como subir una montaña de arena con una mochila de 20 lb. No es que sea imposible subir esa montaña, pero se convierte en un desafío, a cada zancada, te hundes y no puedes medir que tanto avanzas o te acercas a la meta. Lizbeth Ávila ha logrado subir esa movediza montaña y ha sabido encontrar por medio de la educación un sendero más firme.
Actualmente, es una madre orgullosa de sus dos hijos adolescentes y junto con su esposo, ha logrado formar una familia unida con un estilo de vida digno. A sus 30 años, tiene planes para graduarse con el diploma de Administración de Empresas en la Colorado Mountain College (CMC por sus siglas en inglés) y seguir subiendo. Hoy por hoy, Ávila trabaja en Aspen Institute, una organización no gubernamental reconocida.
Ávila llegó al Valle Roaring Fork cuando tenía cinco años. A los 11 años conoció al que ahora es su esposo en el baile folclórico del Aspen Santa Fé Ballet. Fueron novios a los 14 años de edad y cuando ella cumplió 16, nació su primer hijo. Muy pronto formaron una familia de cuatro miembros: mamá, papá, hijo e hija. Tanto ella como él, provienen de familias mexicanas. Cuando llegaron a los Estados Unidos no sabían inglés, ni la cruda realidad de conseguir trabajo para poder pagar la renta y las cuentas.
La trayectoria de Ávila en sus inicios de madre joven, no es muy diferente a las muchas mujeres latinas del Valle que trabajan limpiando casas, de meseras, o de lo que ofrezca, ganando muy poco y siempre insuficiente. Lo que le hizo cambiar de rumbo fue haberse percatado de que era necesario estudiar y adquirir conocimiento teórico, además de la experiencia que iba acumulando.
En 2017 decidió educarse formalmente para obtener las credenciales necesarias y competir con salarios mejor remunerados. A la vez que estudiaba Educación, consiguió entrar a la Escuela Primaria de Crystal River, como asistente, lo cual implicaba hacer de todo y luego fungió como maestra sombra a los niños de Educación especial.
Es aquí donde se dio cuenta de la importancia de observar, asimilar las técnicas y conocimientos de los maestros experimentados y aplicarlos también a sus hijos.
El trabajar dentro de una escuela le permitió estar cerca de sus hijos y le dio herramientas para organizar mejor su hogar, poner límites y horarios a los niños para que como padres de familia, pudieran encontrar tiempo para desarrollarse y crecer.
Ávila desempeñó varias tareas administrativas y contables en su trabajo pero no le reconocían estas labores en su paga. Ahora, ella se propone saber más teoría de contabilidad y administración porque un “Diploma” refuerza mucho su propia experiencia adquirida y es un título que la legitima dentro del mercado.
Hace dos años vio el periódico y leyó un anuncio de vacante del Aspen Institute, hizo la solicitud y semanas después la contrataron. En su primera junta, se sorprendió al darse cuenta de que la mayoría eran mujeres que eran directas al expresarse y ejecutivas en sus acciones. “Fue como una explosión, yo no había estado expuesta a un ambiente ejecutivo como el del Instituto”, dijo, “mis trabajos eran de servicio a los niños, a mis maestros y a mis patrones”.
El Instituto le ha abierto los ojos de lo que es el ambiente de negocios, la política y el mundo ejecutivo. Se convenció, una vez más, de la importancia de estar bien preparada, de echar mano de los conocimientos que da la educación superior. Para desempeñar cargos importantes a nivel internacional hay que tener las competencias.
Ella ha observado como se desenvuelven sus colegas del Aspen Institute y lo que más le ha llamado la atención es que resuelven las cosas con una clara comunicación. “La forma en que se expresan refleja su alta preparación”, dijo Ávila. “Es por eso que yo seguiré preparándome y estudiando”.
Desde que los hijos de Ávila nacieron, ella y su marido han trabajado incansablemente y se han apoyado mutuamente. Ahora sus dos hijos van a la escuela y también participan en el mismo baile folclórico donde ella y su esposo se conocieron.
“No pierdan el tiempo”, aconseja Ávila, “aunque no sepan bien qué camino tomar, estudien en la Community College. Se sorprenderán de los diversos programas que ofrecen”. Mientras caminaba a su oficina en medio de los troncos de los aspens pelones, dijo convencida, “Para subir las montañas de la vida hay que tener fuerza interior y humildad para observar y aprender de los demás”.
You can find the English translated version of this story at here.
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