Traducción por Dolores Duarte
Con la inteligencia artificial (IA) en auge y la tecnología mejorando este fenómeno a un ritmo acelerado, es inevitable que sus capacidades progresen más rápido de lo que algunos de nosotros podemos hacer para seguirla.
La IA ya puede hablar con la gente, escribir historias e incluso crear obras de arte totalmente inventadas en cuestión de segundos. Naturalmente, la gente tiene mucho que decir sobre este nuevo adelanto y lo que podría significar para el mundo del arte.
Las obras de arte generadas por IA han existido desde hace más tiempo de lo que la gente cree. En 1973, Harold Cohen empezó a trabajar en el primer programa conocido como generador de imágenes de inteligencia artificial. Esta IA, conocida como AARON, se consideraría primitiva en nuestro mundo tecnológico actual, pero fue revolucionaria en su época, como se señala en un artículo de 2016 de Chris Garcia, “Harold Cohen and AARON – A 40-Year Collaboration” (Harold Cohen y AARON: una colaboración de 40 años), la cual puede consultarse en www.computerhistory.org.
En esencia, el arte de la IA es una generación de imágenes basada en reglas que utiliza patrones y algoritmos matemáticos. La IA toma como referencia fuentes con imágenes existentes en Internet, aprendiendo técnicas y entrenándose a través de la exposición al arte hecho por humanos.
Por supuesto, la creciente popularidad de lo que algunos incluso llaman “el futuro del arte” viene acompañada de las complicaciones esperadas. En particular, a muchos artistas les preocupa el método por el cual los programas de IA obtienen su material de referencia.
Según www.fairlicensing.com, “los generadores de imágenes de IA utilizan dos redes neuronales. La primera red neuronal crea la imagen y la segunda evalúa su precisión en comparación con una imagen real (basada en ejemplos reales de Internet). Una vez completada la evaluación de precisión de la imagen, los datos se devuelven al sistema de inteligencia artificial original”. Esto implica que la IA toma como referencia obras reales hechas por humanos para basar sus imágenes.
Muchos artistas están disgustados, porque no consintieron que sus imágenes se utilizaran de esta manera. Esto puede ser especialmente problemático si alguien, programadores o usuarios, generan dinero a partir de un programa de IA.
“No hay duda de que el arte generado por la IA devalúa la ilustración”, afirmaba Rob Biddulph, un consumado autor de libros infantiles, en un artículo publicado recientemente en The Guardian. “La gente, por supuesto, empezará a pensar que su ‘obra’ es tan válida como la creada por alguien que ha pasado una carrera haciendo arte. No tiene sentido, por supuesto. Puedo usar mi iPhone para hacer una bonita foto de mis hijas, pero no soy Irving Penn”.
Nadie niega que el arte es un concepto increíblemente abstracto, que se ha desarrollado a lo largo de los tiempos. ¿Es posible que las imágenes generadas artificialmente lleguen algún día a considerarse una forma de arte? Sólo el tiempo nos dirá cómo será el futuro de esta práctica y cómo afectará al mundo artístico.
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