Hay momentos en la vida en los que sentimos un llamado interno a explorar más allá de lo familiar. Yo viví uno de esos momentos recientemente al dejar mi puesto como sargento en el Departamento de Policía de Rifle, una posición que amé y desempeñé con pasión durante 12 inolvidables años.
En los días posteriores a mi retiro, experimenté algo que nunca antes había sentido. Mientras transitaba por el pueblo, en más de una ocasión, escuché el inconfundible sonido de sirenas a lo lejos. Miraba hacia adelante y veía patrullas pasando a toda velocidad, luces parpadeantes cortando el aire. En esos momentos, sentí un vacío y una súbita realización: ya no formaba parte de ese equipo en acción. No tenía un radio policial que encender para descubrir qué estaba sucediendo. Era un sentimiento nuevo, uno de desconexión y curiosidad.
La inmediatez a la que estaba acostumbrado había desaparecido. Antes, en situaciones similares, habría estado en el epicentro de la acción, con información en tiempo real. Ahora, tenía que recurrir a llamar a mis antiguos compañeros para entender lo que ocurría en las calles que una vez patrullé. Es curioso cómo las cosas se voltean. Comprendí, quizás por primera vez, cómo se siente la mayoría de la gente, ajenos a la inmediatez de la información, esperando una publicación en Facebook o un comunicado de prensa para descifrar los eventos de su propia ciudad.
Esta nueva perspectiva me ha dado una apreciación aún más profunda de la brecha entre las fuerzas del orden y la comunidad en general. Al estar ahora en el “otro lado”, siento más que nunca la necesidad de continuar trabajando en acercar esas dos realidades, de hacer que la información sea accesible y que la confianza siga creciendo.
A lo largo de mi carrera, mi deseo de ayudar a la comunidad, especialmente al acercar a la fuerza policial con la comunidad latina, siempre fue una fuerza motriz. Pero con el tiempo, comprendí que el deseo de servir y ayudar trasciende el uniforme y cualquier posición profesional.
El verdadero reto no es simplemente hacer bien nuestro trabajo, sino enfrentar lo desconocido, aquello que está fuera de nuestra zona de confort. Es ahí, en esos espacios de incertidumbre y miedo, donde encontramos oportunidades para crecer, tanto personal como profesionalmente.
A menudo, nuestra naturaleza instintiva es aferrarnos a lo familiar, a lo que nos da seguridad. Pero es en la confrontación con lo desconocido donde se encuentra el verdadero potencial para el crecimiento. Como dijo el famoso escritor André Gide, “Uno no descubre tierras nuevas sin consentir perder de vista la orilla durante mucho tiempo”.
Esto no significa que debamos lanzarnos ciegamente a cada oportunidad desconocida, sino más bien reconocer que el crecimiento personal y profesional a menudo se encuentra más allá de nuestra zona de confort. T. S. Eliot lo expresó magníficamente cuando escribió, “Sólo aquellos que se arriesgarán a ir demasiado lejos pueden descubrir qué tan lejos pueden llegar”. Es un recordatorio de que el potencial humano es vasto, pero rara vez se realiza plenamente sin desafíos y pruebas.
Al enfrentarnos a lo desconocido, nos exponemos a nuevas perspectivas, aprendizajes y experiencias que pueden enriquecer nuestro ser de maneras inimaginables. Si bien es natural sentir miedo o incertidumbre, es crucial recordar que cada nueva experiencia, sea buena o mala, nos brinda la oportunidad de aprender y crecer.
Es por esto que invito a cada uno de ustedes a no temer lo desconocido. En lugar de retroceder ante la incertidumbre, abrázala. Permítete sentir, aprender y, sobre todo, crecer. Porque, como decía Marcel Proust, “El verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos paisajes, sino en tener nuevos ojos”. Si sienten ese llamado interno, ese susurro que les incita a explorar más allá de lo conocido, no lo ignoren. Aunque asuste, saltar a lo desconocido puede ser el camino hacia una versión mejorada de uno mismo.
Si algo he aprendido en mis años de servicio, es que el crecimiento rara vez ocurre en terreno conocido. Así que, con una mezcla de nostalgia por lo que dejo atrás y entusiasmo por lo que está por venir, me lanzo hacia el futuro. Y espero que, al leer estas palabras, más personas se sientan inspiradas a hacer lo mismo; Cambio y fuera.