Con tan solo unas maletas, sus tres hijos y muchos deseos de iniciar una nueva vida, Carmen Jacinto llegó al valle de Roaring Fork en plena recesión en el año 2009. Nacida en la ciudad de México Distrito Federal, Carmen y sus padres viajaron a San Fernando California para establecerse ahí cuando tenía apenas quince años. En esa ciudad, Carmen se graduó de la escuela secundaria y además lo hizo con honores, al respecto ella relata “era un tiempo bien difícil, la escuela era enorme, eran miles de estudiantes, había muchas pandillas, y yo no me sentía de aquí, de verdad no sé cómo logré graduarme”.
Gracias a que obtuvo una beca, Carmen pudo ir al colegio, aunque aproximadamente un año después se vio en la necesidad de abandonarlo, para trabajar de tiempo completo primero como mesera y más tarde como gerente de la cafetería de un parque de diversiones. Entonces Carmen conoció al que más tarde se convertiría en su esposo y padre de sus hijos. Tras años de dificultades matrimoniales, Carmen decidió separarse de su esposo y poco tiempo después se mudó a Carbondale, Colorado, a donde sus padres también se habían mudado unos meses antes; y así con la ayuda de ellos, Carmen iniciaría una nueva jornada llena de esperanza.
Siendo una mujer con grandes capacidades, con el estatus migratorio correcto y que domina el inglés, Carmen no tardó en encontrar trabajo, (en el que por cierto catorce años después aún permanece), como gerente general de una gasolinera muy conocida en Basalt Colorado.
Viviendo junto a sus padres quienes le ayudaban con sus tres niños, Carmen se dedicó a trabajar incansablemente y con mucho amor para sostener económicamente a sus hijos y ayudar a sus padres.
Respecto a sus primeros años en la gasolinera Carmen nos contó “En aquellos tiempos solo había burritos congelados para los clientes que pasaban por gasolina y un café cada mañana, y yo vi a mi clientela y empecé a buscar lo que les gustaría” entonces Carmen fue implementando nuevas cosas en la cafetería de la tienda con tal éxito que hoy en día las ventas de comida superan por mucho a las ventas incluso de la misma gasolina.
Muchas personas de este valle que viajan a Aspen a trabajar cada día, pasan por la gasolinera y pueden comprar deliciosas pupusas, tamales y muchas otras comidas ricas que nos encantan tanto a los clientes latinos tanto como a los anglos. Carmen comenta que de alguna manera ha encontrado su realización a través de lo que hace. Además de tener un equipo de trabajo al que ella considera una familia, Carmen ama hacer conexión con los clientes, al hablar con ella su rostro se ilumina y se puede ver que de verdad disfruta su trabajo.
En esa tienda de conveniencia Carmen no solo encontró su realización laboralmente hablando, ahí también encontró al amor de su vida, a Gregorio un joven serio, dedicado a su trabajo, con quien contrajo matrimonio y eventualmente nació su cuarta hija, la pequeña Camila. Un poco más tarde, Carmen y Gregorio iniciaron un proceso legal para arreglar el estatus migratorio de su ahora esposo.
La pareja tenía mucha fe y total seguridad de que todo saldría bien ya que Goyo (como todos llaman a Gregorio con cariño) tenía un récord limpio, ni siquiera tenía una multa de tráfico. Sin embargo, fueron notificados por su abogado que la decisión de migración para Goyo fue diez años de “castigo” en México. “Ese día se nos abrió la tierra, lloramos mucho, mirábamos a nuestra niña y sólo llorábamos, no lo podíamos creer”.
Siete años han pasado, han sido tiempos muy difíciles para todos. Goyo está en su estado natal en México. Carmen y Camila viajan una vez al año para pasar tiempo con él, aunque ahora mismo por cuestión económica llevan dos años sin visitarlo. “Ha habido momentos de dolor y ¿por qué no decirlo? de depresión, momentos donde pareciera que la familia se desintegra por la separación” dijo Carmen con un nudo en la garganta. Sin embargo, ella misma se anima y dice, “Los años pasan rápido y solo faltan tres años más para que mi familia pueda estar junta otra vez”. Las dificultades de estar separados como familia abarcan todas las esferas de la vida, Carmen nos relató cómo aun el desempeño escolar de Camila se ha visto afectado por la separación de su padre.
El sueño americano ha sido como una pesadilla para Carmen y Goyo y muy larga por cierto. En este momento ellos solo desean que estos próximos años pasen pronto y que esta situación se arregle para poder reunirse. Mientras tanto, ella disfruta de su familia, sus padres, hijos, nietos y también de trabajo donde, a la vez que da lo mejor de sí cada día, recibe tantas muestras de amor de la comunidad. Carmen es una mujer resiliente, que ha sabido sobreponerse de las situaciones difíciles que la vida le ha dado, siempre con la mejor actitud y con una sonrisa.
Gracias Carmen por compartirnos tu historia, celebramos tus éxitos y deseamos que pronto la situación con esposo haya pasado y estén juntos y felices nuevamente.
Si tú o alguna persona que conozcas tiene una historia que quiera compartir, me encantaría entrevistarte. Escribeme a rochintirni@gmail.com