Por Art Williams

Mi latinidad es una de negridad, es de mi historia borrada por conquistadores, y sonidos de cañones de piratas. Mi latinidad es de marisoles y flores del espíritu santo, con cada lágrima de lluvia una historia de tierra perdida. Mi latinidad es mestizaje: cuentos de curanderas transmitido por himnos y salmos.

Cuando pienso en las historias que se han perdido pienso en los ojos dulces de mis abuelas, pienso en las travesías y recorridos de sus pies agotados que se vencen al tiempo. Oigo el sonido de flautas al recolectar el tenor de las voces de Luzmila y Xenia, matriarcas de luz, y canto en mi corazón a las memorias que se pierden con la memoria que desvanece con cada día que pasa. ¿Quién cantará las canciones de nuestros ancianos? ¿Quién se recordará de los días antes de pantallas, y celulares, los días en el campo, empijamados en el rocío de la mañana, en noches alumbradas por la hoguera campestre? Me pregunto, ¿A quien suplico yo, con estas meditaciones que me roban al aire de mis pulmones?

Me preguntó una vez mi mamá, “¿cómo se siente poder cantar?” Su ternura me rompió el corazón – esa voz tierna y fuerte que me susurro por tantos años, cómo podría yo encapsular la libertad del alma a juntar el canto con la luz de los cielos? Me dejó una cicatriz de amor en el pecho pensando en cómo los gobiernos terrenales, los conflictos y guerras, la corrupción nos han robado el hogar. Mamita, el cantar, es como regresar a una tierra desconocida, como un  ser extraterrestre, y al aterrizar ver que las flores, los árboles, y los pájaros del cielo te saludan como hermana. El cantar es sentir el fuego en las venas después de una noche desarropada de invierno, es despertar a lo infinito que se transmite por generaciones en bailes, en abrazos, en cenas calurosas que sonríen al ser recordado.

Mi latinidad es una búsqueda. Yo, afortunado, hijo de Carmen y Omar Williams que nací en una tierra extranjera sigo en búsqueda de las tradiciones perdidas al tiempo. Yo honro a mi familia con mi canto, con mi jugar, con mis lágrimas. Bendigo con cada paso de mis pies los sacrificios hechos por mi, negociaciones y migraciones decididas antes que el mundo conociera mi nombre. En este momento uso mi voz para bendecir a la memoria de un amado difunto, el patriarca, mi querido abuelo Florencio Martinez – Pipo. 

Yo te escribí esta poesía la noche antes que falleciste. Nunca tuve la oportunidad de cantar mis lágrimas a ti, pero levanto tu nombre y tu memoria en este momento, que tú sigas la búsqueda de paz, liberado de dolor —

Us Estimo. 

dicen los Catalanes. 

Yo –

Te

Estimo..

Tierno, ¿no?

No decir – te quiero, “I want you”

Ni – te deseo. 

No es, te necesito, para mi, o sea 

Acercarte a “ti” mas a “mí.”

No eres tú – cómo deseo que seas, mi [pues] ideal “tú.”

Sentirte, con ojos cerrados, al respirar | profundamente –

Saludar la luz solar, al partir mis ojos la oscuridad

Como rozan, rayos del mismo sol —tan gentil—

Contra tus cachetes. Al transponer el misterio de tu periferia

Bendicen la vista de tu forma.

Que antes de ti, no existía el tiempo

Y al verte, tal como si de primera,

Cantan las estrellas [canto fugaz] como entonaron

Aquella vez | Como aquella tal vez.

Al considerar cada parte colocada 

En el “tú” – el ti que llamo tal –

Siento en mi pecho débil, ardiente, que es

[Verdaderamente]

“Amar”

Es el “yo” que soy y “tú” que eres, sin defecto alguno, porque eres como eres

El “ti” que sin error eres, 

Y porque se que eres – de arriba, por dentro, y al rev[er]és eres –

Es que te querré hasta que ya no eres, 

Y tal vez seré yo el que ya no seré

Porque de tal manera si no respirare será decir 

Que “yo” ya no soy, y “tu” ya no eres, mas “eras.”

El “yo” con que el tiempo se ha tornado en “fui” –

Y siendo que has “sido” pensarlo no puedo (ni podré y no quiero)

Recordar aquel o algún tiempo sin ti.

Mira, que he escuchado, y ya he entendido, la buyita

Que escucho [pues]; la que oía

Cuando en tímida luz de alta mañana te veía, y

Sonaba, el “hola,” “que tal,” y “buen día”

En el momento que recuerde aquel tiempo

Respiraré profundamente y reiré…

Ni aunque fuera un dicho, o una profecía

Ciertamente será que “sería”…

Por el oír tu aliento y escuchar tu bebida

Estar cerca de ti, lo podía.