Melissa Lopez

 Elevando el Futuro 

Por Melissa Lopez

En el caos de una familia grande, entre risas, destacaba una niña que manejaba una pizarra imaginaria y recibía lecciones con autoridad. Esa niña era yo. Desde muy chiquita, el sueño de ser maestra se estableció en mi corazón. Jugar a ser maestra con mis hermanos no era sólo un juego; fue como ver mi futuro, un futuro en el que podría compartir conocimientos y comprensión con los demás.

El trayecto para hacer realidad este sueño no estuvo exento de obstáculos. Al crecer en una familia diversa, anhelaba una maestra que entendiera y apreciara mi lugar de origen. Alguien que pueda identificarse con mis antecedentes y experiencias. Lamentablemente, esa conexión siguió siendo difícil de alcanzar durante mis años escolares. Fue una lucha constante navegar en un sistema que a menudo parecía fuera de contacto con las realidades de estudiantes como yo. 

Me encontré anhelando algo más que orientación académica; Ansiaba que mis profesores me comprendieran y mostraran empatía, pero lamentablemente estas cualidades parecían estar ausentes en muchos de ellos. Cada día se sentía como una batalla, mientras me esforzaba por reconciliar mi identidad cultural con las expectativas que se me imponían. 

A pesar de mis mejores esfuerzos, a menudo me sentía invisible y no escuchada, y mis experiencias fueron descartadas o incomprendidas. Sin embargo, en medio de la frustración y la desilusión, quedaba un rayo de esperanza: la creencia de que algún día encontraría mi voz y marcaría una diferencia en las vidas de otros estudiantes.

Luego llegó un momento crucial: un rayo de esperanza llamado Upward Bound. Al unirme a este programa transformador como estudiante de segundo año en la secundaria, me vi inmersa en un ambiente que promovía la ambición y valoraba la diversidad. Fue aquí, en medio de mentores y compañeros, donde el camino a seguir quedó claro. Ser maestra no fue simplemente un deseo breve; era mi verdadero camino.

A pesar de las dudas de algunos que creían que ser maestra no era una carrera satisfactoria, seguí mi pasión. Al inscribirme en el colegio de Colorado Mountain College, comencé un viaje hacia una licenciatura en educación. La experiencia fue reveladora. Aprender rodeada de las majestuosas montañas de Colorado mientras equilibraba el trabajo y los estudios me enseñó la importancia de la resiliencia y la determinación.

Después de graduarme de la universidad, me contrataron en el distrito en el que crecí. Actualmente soy maestra de 5to grado en Highland Elementary School en Rifle. Estaba ansiosa por comenzar mi carrera como maestra. Al entrar a mi salón de clases por primera vez, sentí una profunda sensación de propósito. Por fin tuve la oportunidad de ser el tipo de maestra que deseaba cuando era estudiante. Podía apoyar y guiar a mis alumnos en formas que iban más allá de lo académico. Fue una oportunidad para conectar con ellos a nivel personal, ofreciéndoles comprensión y apoyo que iban mucho más allá de las paredes de mi salón de clase.

Mientras navego mi tercer año de ser maestra, reflexioné sobre el profundo impacto que mis alumnos tuvieron en mí. Sus diversos orígenes enriquecieron mi perspectiva del mundo, mientras que su fortaleza y dedicación me han motivado constantemente. Cada relación que he formado en mi salón de clase es una prueba del poder de la educación para derribar barreras y comprender diferentes diversidades. Cada relación en mi salón de clases fue un testimonio del poder de la educación para superar diferencias y promover la empatía.

Hoy, rodeada por las risas y la energía vibrante de mi salón de clases, me siento honrada por el viaje que me trajo hasta aquí. Siempre estaré agradecida por las oportunidades de formar mentes jóvenes y agradecida por los colegas que comparten mi pasión y dedicación. Mi historia –del sueño infantil a la realización: el viaje de una maestra– es un testimonio del poder duradero de la educación y de la fe inquebrantable en el propósito de cada uno.

Colorado Mountain College 

Upward Bound