Por Andrea Teres-Martinez

Traducción por Edgar Barrantes

Tres residentes latinos del condado de Garfield se reunieron en el campus Colorado Mountain College, CMC por sus siglas en ingles, para compartir historias profundamente personales sobre la perseverancia. Sin embargo, lo único que las tres historias tenían en común es el tesoro que cambió sus vidas: la educación.

“El Tesoro de la Educación” se convirtió el viernes en el primer evento exclusivamente en español de CMC. Las filas de asientos estaban llenas de amigos y familiares de los oradores, ex alumnos y líderes comunitarios.

“Queríamos ser intencionales al organizar un evento (que no necesitara) traducción (al español), que fuera un evento dirigido completamente a la comunidad latina,” dijo en español Crystal Mariscal, una de las organizadoras del evento. “Espero que este sea el comienzo de una tradición anual”.

El tema de la noche, “eleva tu futuro”, quedó explicado en las historias de los oradores cuyas vidas cambiaron gracias a la educación.

Brisa Morales

Brisa Morales, de 42 años, nació en Los Angeles y creció en Baja California, México. Se convirtió en madre a los 16 años, lo que calificó como uno de los mayores desafíos de su vida.

“Mi hija Valerie fue la que me llevó a dejar mi país en busca de un futuro mejor”, dijo. “Así que tomé mis maletas, mis metas y mis sueños y, sin mirar atrás, dejé el país que me vio crecer”.

Morales llegó a Estados Unidos en 1999 y comenzó a cortar cabello para ganarse la vida — una habilidad que había aprendido mientras observaba a sus “tías” en México.

Después de conocer a su marido, sus días consistían en hacer las tareas del hogar y cuidar a sus tres hijos. Durante ese tiempo, su marido no le permitió volver a la escuela ni considerar oportunidades fuera del hogar.

“No me dejó ver más allá de los planes que ya tenía para nosotros”, dijo Morales. “No hubo oportunidades para mí. No es algo (pensó) que una mujer debería hacer”.

“Fue entonces cuando (me di cuenta) de que me había encontrado en una relación abusiva y controladora”, continuó. “Me había convertido en una persona que dependía de él”.

En 2006, un año después de mudarse a Glenwood Springs, su esposo fue deportado de los Estados Unidos, lo que convirtió a Morales en madre soltera de tres hijos. Estaba sin trabajo, sabía poco o nada de inglés, no sabía conducir y nunca había completado su educación. Cuando no pudo sostener el hogar que tenía con sus tres hijas, la madre de Morales las invitó a alquilar una de sus habitaciones, donde las cuatro dormían en una cama tamaño king.

Sin experiencia laboral y sin un conocimiento competente del inglés, Morales tuvo dificultades para encontrar trabajo a pesar de las numerosas solicitudes que completó.

“Por la gracia de Dios, pude empezar a trabajar en una escuela primaria como conserje nocturna y ese trabajo me salvó la vida”, dijo.

El trabajo le impedía pasar tiempo con sus hijas y se dio cuenta de que la única manera de encontrar un trabajo mejor era obtener una educación.

A través de un programa para padres, que brindaba cuidado infantil a los estudiantes durante sus clases, Morales comenzó a tomar clases en CMC durante la mañana mientras seguía trabajando en su trabajo nocturno.

“(Debido a que) llegaba a casa cansada y sin dormir debido a mi trabajo, era un desafío para mí levantarme temprano”, dijo. “A veces, no les voy a mentir, quería quedarme en la cama. Pero me alegro de no haberlo hecho”.

Morales aprendió inglés en CMC y en el 2013 obtuvo su diploma GED. Seis meses después, le ofrecieron un trabajo como coordinadora de programas en Literacy Outreach, una organización sin fines de lucro en Colorado que ayuda a los adultos a aprender a leer.

“Para mí fue el trabajo perfecto porque me identifiqué con todos los que cruzaban nuestras puertas buscando apoyo para aprender inglés, aquellos que se sentían invisibles caminando por las calles como lo hice yo una vez”, dijo.

Hoy, Morales trabaja como secretaria ejecutiva de la escuela secundaria Yampah Mountain. También ha sido parte del Club Rotario de Glenwood Springs, Advocate Safehouse, English in Action y más.

Alan Muñoz

Alan Muñoz nació en Calvillo, Aguascalientes, en 1999 y se mudó a Rifle con sus padres cuando tenía 3 años.

Sus padres nunca ocultaron que ellos, al igual que Muñoz, eran indocumentados; y Muñoz supo desde muy joven que superarse requeriría un esfuerzo inmenso. Para él, este esfuerzo se manifestó en su recorrido educativo.

“Supe yo desde muy chiquito que la opción para mí para sobresalir, para asegurar que los esfuerzos de mis padres no se queden atrás, era sobresalir en la escuela”, dijo.

Se matriculó en todas las clases de colocación avanzada que pudo encontrar y siempre hizo su tarea. Durante el décimo grado, recibió la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés).

“Para mí, eso era algo que podía aprovechar para asegurarme de que mi vida fuera mejor, para hacer todo lo posible para ir a la escuela, encontrar un buen trabajo y mantener a mi familia”, dijo Muñoz.

En el último año de la escuela secundaria, su arduo trabajo le valió el cuarto lugar en su promoción. Su sueño de asistir a una gran universidad no era barato y sabía que necesitaría el apoyo de varias becas para hacerlo realidad. Sin embargo, su condición de indocumentado lo descalificó automáticamente para todas las becas que encontró durante su búsqueda.

“Mis amigos… todos fueron a las universidades grandes”, dijo. “Pero para mí, todas esas universidades no eran una opción porque no tenía dinero para poder pagar y no podía obtener ninguna ayuda del gobierno”.

“En ese momento pensé: ‘¿Por qué?’”, continuó. “¿Por qué trabajé más duro que cualquiera de mis otros compañeros de clase, pero no recibo ni la mitad (de lo que ellos hicieron)?”

Muñoz “se conformó” con CMC, lo que en su momento consideró un resultado decepcionante. Sin embargo, pronto llegó a creer que la decisión había sido una bendición disfrazada.

“Para mí, ir a CMC me ayudó a saber quién es realmente Alan”, dijo.

En el 2017, Muñoz se unió a un grupo de defensa llamado AJUA (Asociación de Jóvenes Unidos en Acción), donde organizó una manifestación en Glenwood Springs pidiendo a su representante federal que protegiera a los estudiantes de DACA, o “dreamers.”

“En ese momento yo supe: aquí soy yo”, dijo. “Abogar por mi comunidad para garantizar que se protejan los derechos de los inmigrantes, los latinos y los estudiantes”.

Muñoz se graduó de CMC en el 2019 y terminó su licenciatura en sociología en la Universidad Estatal de Colorado.

Hoy, Muñoz trabaja como gerente de organización regional de Voces Unidas de las Montañas y el Fondo de Acción Voces Unidas.

“Tuve la oportunidad de regresar a mi comunidad para seguir abogando por… personas como yo. Por eso estoy aquí”, dijo.

Iliana Rentería

Iliana Rentería nació en Guerrero, México, en una familia tradicional “machista”. Aunque su madre quería estudiar, el abuelo de Rentería no le permitió permanecer en la escuela.

“La trajeron de regreso a casa y le dijeron: ‘No vas a estudiar más’”, dijo. “Con ese origen, ella quería cambiarlo todo. ¿Y cómo iba a cambiarlo? Conmigo”.

El padre de Rentería falleció cuando ella tenía 1 año y fue criada por su madre soltera. Uno de los recuerdos más antiguos y felices de Rentería es cuando su madre le leía cuentos antes de dormir desde muy pequeña.

“Me llevaba a bibliotecas, a librerías para comprarme libros”, dijo. “Quería que mi madre siguiera leyéndome, así que me dijo: ‘Tienes que aprender a leer si quieres descubrir más, para que puedas hacerlo tú solita … Se convirtió en una misión para mí. Tenía que saber más”.

A Rentería le encantaba la escuela. Tenía una genuina curiosidad por aprender y por adquirir los conocimientos de sus profesores. Gracias al apoyo de su madre, su amor por la lectura no hizo más que crecer.

Sin embargo, tanto Rentería como su madre sabían que la única manera de que Rentería escapara de ser expulsada de la escuela como las mujeres de su familia era mudarse a un lugar mejor.

“Dejar la escuela y no estudiar no era una opción para mí, porque era algo que me ayudaría a avanzar y hacer orgullosa a mi madre, que era la persona más importante para mí”, dijo.

Rentería se mudó a Cuernavaca para estudiar medicina, tuvo una hija y se graduó.

Con el tiempo, trabajar en el campo de la medicina comenzó a agobiar emocionalmente a Rentería y le molestaba no poder pasar mucho tiempo con su hija.

“Decidí que tal vez eso no era para mí”, dijo. “Quería más en términos de mi vida personal. Entonces decidí hacer un cambio (y estudiar) psicología”.

Fue justo antes del 2017 que Rentería se casó con su esposo y se mudó a Estados Unidos para vivir con él. Rápidamente solicitó y le ofrecieron un trabajo en Raising a Reader, una organización que ayuda a las familias apoyando el desarrollo de habilidades de alfabetización y un amor por la lectura para toda la vida, y finalmente se convirtió en su directora asociada.

“Para mí era un sueño poder ser yo ahora, inspirando a los padres a leerles a sus hijos… como lo hacía mi propia madre”, dijo. “Es una de las cosas que me ha hecho más feliz en mi vida”.

Hoy, Rentería tiene dos hijos y trabaja en marketing y redes sociales para varias organizaciones, ayudándolos a conectarse con la comunidad latina y ofreciendo información en español.

“Quiero que la comunidad sepa que no están solos y que hay recursos”, dijo. “Aunque mi camino puede no haber sido el mismo que el de otras personas, la educación que recibí fue la base para abrirme nuevas puertas y nuevos mundos”.