Rodríguez, su esposa Elle y su hijo de dos años, Cosme, están emocionados por recrear en el Valle y estar más cercanos a familia en Colorado. Foto de cortesía

Traducción por Dolores Duarte

Cuando el Dr. Jesús Rodríguez vino a visitar el Distrito Escolar de Roaring Fork (RFSD) a mediados de abril, como uno de los tres finalistas para ocupar el puesto de superintendente del distrito, dijo: “Esperaba que conocieran quién soy como ser humano”.

Creció en Brighton, localizado a unas 25 millas al noreste de Denver, donde sus padres eran trabajadores inmigrantes en un invernadero local de flores.

Sus padres emigraron de México: su madre, la mayor de una familia de nueve hijos, llegó a los 15 años y su padre, el segundo de nueve hijos, llegó a los 21. Rodríguez dijo que su padre, quien terminó el sexto grado, y su madre, quien completó el noveno, reconocían la importancia de una educación de calidad. 

Rodríguez compartió que su experiencia escolar no fue muy buena.

Retrocediendo hasta el octavo grado y a un profesor de matemáticas quien se convertiría en el mentor de Rodríguez. En una clase independiente de estudios de matemáticas, Rodríguez hizo el trabajo requerido, pero nada más, así que “el profesor me dijo: ‘Tienes mucho potencial, pero si te limitas a hacer lo mínimo, nunca vas a poder maximizarlo ni estar a la altura’”. Rodríguez recuerda que “incluso siendo un adolescente, sabía que él tenía razón”.

Aprendió esa lección de vida y se le quedó grabada. Rodríguez dijo: “Sabía que se preocupaba por mí, y él tenía razón: quería hacer el trabajo”.

Sin embargo, en high school, ninguno de sus asesores o profesores le habló de completar las solicitudes de FAFSA, ayuda financiera para estudios, o creyó que asistir a la universidad estaba siquiera para él en el radar.

Pero, ese profesor de matemáticas de octavo grado asistió a la graduación de Rodríguez de high school. Conversaron después de la ceremonia y “me preguntó: ‘¿Qué vas a hacer después? Le contesté: ‘No lo sé’”.

Cuando se le preguntó por estudios de college, Rodríguez respondió: “No tengo ni idea de por dónde empezar”. Su antiguo profesor le contestó: “Bueno, paso por tí el lunes y lo resolveremos”. Y así lo hicimos. El profesor llevó a Rodríguez al college comunitario local y le ayudó a inscribirse en las clases.

También se enteró de una oportunidad de beca a la que podía aplicar porque sus padres eran trabajadores inmigrantes. Tales oportunidades, dijo Rodríguez, se les puede escapar a muchos estudiantes latinos “porque no saben siquiera que la beca existe”.

El Centro BUENO para la educación multicultural de la Universidad de Colorado en Boulder es quien otorga la beca. Rodríguez recordó: “En cuanto conocí al director del centro, el Dr. Leonard Baca, y a otras personas como él, inmediatamente tuve una visión, porque me vi allí mismo. Y así, muy pronto, me dije que algún día obtendría un doctorado”.

Él y su esposa, Elle, se conocieron por primera vez en un programa de preparación para directores en Denver y empezaron una relación después de que ambos estaban trabajando como directores en las escuelas públicas de Denver.

Actualmente, Rodríguez y su familia viven en Dallas, Texas. Elle trabaja en el sector de la educación y, tras su traslado, podrá trabajar a distancia, algo que influyó en su aceptación al puesto de superintendente. “Es algo que sin duda nos da flexibilidad”, dijo. Y lo que es mejor, Elle ya tiene vínculos locales: sus tíos son Steven y Mary Catherine Conger. 

Tienen un hijo de dos años llamado Cosme, “un antiguo nombre de familia” y derivado de la palabra “cosmos”. Cozy, así le llaman, cumplió dos años justo dos días antes de que vinieran a visitar el distrito.

The Sopris Sun también preguntó a Rodríguez por el perro de la familia. “Bueno, es del tipo más dulce”, respondió Rodríguez. Es un American Bully de siete años y medio y 100 libras de peso, llamado Cain, es “buen amigo” de Cozy y, “cuando se ponen uno al lado del otro, están ojo con ojo”.

Rodríguez y su familia esperan ser reubicados aquí el 1 de julio. Están entusiasmados por estar más cerca de la familia, incluida la familia en el área de Denver que ahora podrá manejar hasta aquí para visitar.

La superintendencia de RFSD fue el primer y único puesto de superintendente al que ha aplicado. Explicó que quería trabajar en un distrito escolar en el que “los puntos fuertes y las necesidades del distrito escolar se alinearan bien con mis experiencias y mi formación”. 

Resulta que, comparte Rodríguez, “el distrito escolar de Roaring Fork estaba destinado a ser ese lugar”.